viernes, 22 de enero de 2010

¿A dónde irá toda esa gente?

Por José Manuel Moreno 

PUERTO PRÍNCIPE, 22 de enero.- Hoy hemos partido para Leogane para comprobar sobre el terreno el trabajo que están realizando nuestros médicos y médicas en el campamento que han montado en el antiguo Hospital Cardenal Leger. Las grietas en la propia carretera y la enorme cantidad de casas derrumbadas a ambos lados de la misma refleja el enorme impacto que el terremoto ha causado en esta zona. Me pregunto como sería antes transitar por aquí, sin piedras en mitad del asfalto, sin grietas abriendo el suelo, sin camiones, todoterrenos y tanques de las Naciones Unidas. Quiero pensar que uno podría en aquel tiempo hasta apreciar el mar y la belleza de los paisajes.


Después de ver el enorme esfuerzo que están haciendo esos voluntarios/as que duermen en el suelo y que trabajan durante todo el día para poder atender a los más de doscientos pacientes que los visitan, tomamos el camino de vuelta al caer la noche. Es impresionante la cantidad de personas que nos encontramos cuando nos acercamos a la capital, caminando con lo que queda de sus casas colocado sobre sus cabezas en forma de cubeta o maleta, o de cualquier otro recipiente que sirva para almacenar lo poquito que pudieron salvar entre los escombros. Dónde irán me pregunto y nos respondemos los compañeros y yo que van a buscar un campamento, un lugar donde pasar la noche acompañados por el cielo y lejos de la amenaza que siguen siendo las paredes. 

Llegamos y aún tendré que contestar los correos, tener la reunión diaria con el equipo y escribir el informe del proceso de distribución de alimentos y visita a las comunidades. Es evidente que el cansancio empieza a pesar en mi cuerpo y también pesan las imágenes que no nos quitamos de la cabeza, la tensión y la urgencia de estos días, las historias que nos cuentan y las que hemos visto con nuestros propios ojos. La medida del tiempo aquí sin duda es otra, a los días les faltan horas y tras una semana de trabajo aquí en Puerto Príncipe uno tiene la sensación de que hace meses que llegó. Este cansancio sólo lo compensa el sentir que estamos realmente aportando una gran ayuda, el corregir esa noticia diaria que nos confirma la gente sobre que la ayuda internacional no está llegando. 

Creo que nuestra respuesta ha sido muy rápida y eso me hace repensar el tema de la ayuda internacional. Es verdad que para actuar así tal vez haya que tomar más riesgos de los debidos, y que el comienzo es bastante complicado hasta que consigues armonizar un proceso eficiente y articulado, pero no es menos cierto que los protocolos, los ajustes, las planificaciones y los operativos políticos, no pueden ser un obstáculo para que la gente coma, tenga un lugar donde refugiarse o un médico que le cure susheridas.